Introducción histórica

El siglo XX conformó un verdadero movimiento reformador del sistema educativo, cuya tendencia consistió en darle a la enseñanza un carácter activo, comunicativo, dinámico. Esta educación se basaba principalmente en la psicología del ser humano, siendo el educador quien valoraba lo que le enseña la psicología del hombre y que, sin subordinarse a los conocimientos psicológicos, se servía de éstos para mejorar y cambiar los métodos. Contrariamente, este cambio no podía llevarse a cabo mientras los educadores fueran actores y observadores de su propia acción, pues no disponen de todos los elementos necesarios para medir, exactamente, los resultados generales y qué parte corresponde a los alumnos, a la acción del maestro, a los métodos y técnicas empleados. Es entonces cuando aparece la ciencia y la medición en la pedagogía, encaminados a la mejora del sistema educativo, probando que los procedimientos hasta entonces utilizados no eran suficientes puesto que, aun a pesar de que la educación debe desempeñar una importante función en todo intento deliberado de promover la integración social -satisfacer oportunidades culturales, científicas y sociales- en la actualidad, la educación y la pedagogía se orientan hacia los valores integrales del hombre con fundamentos científicos; hacia valores comunitarios, realidades formativas, prácticas, objetivas, donde el alumno pueda actuar con cierta libertad, bien orientado, para formar su personalidad integral, en un ambiente adaptado. No hemos de limitarnos, pues, a las escuelas y a las familias para formar a las personas; todo ello ha de ser un acontecimiento social.
Fotografía de la Universidad Laboral de Gijón; una de las primeras universidades del siglo XX. Para saber más visitar el enlace.