Paso 4; Formación Científica e Intelectual del Profesorado


Aun a pesar de que los profesores a veces nos negamos a ver ciertas peculiaridades de nuestra práctica docente, es reconocible a través de nuestro trabajo y de los resultados que de él se obtienen, que los antiguos modelos de profesorado basados en la falta de base del alumnado, el aislamiento del sistema educativo del entorno que le rodea, y la percepción del centro como poder hegemónico sobre el ambiente y la sociedad colindante ha llevado al estancamiento de la práctica docente frente a una sociedad cambiante.
El hombre no se desarrolla en soledad, ni sobrevive de forma aislada. Necesita de los demás en su proceso de humanización, lo que conocemos como “socialización”, definido como el proceso de adaptación, o bien de integración de cada individuo en un grupo o sociedad. Esta educación debe promoverse desde fuera para lograr ese desarrollo perfectivo. La neutralidad en educación es imposible pues, queramos o no, todo lo que rodea a cada individuo le está influyendo de una manera u otra. A partir de este punto podemos exponer que el logro del perfeccionamiento no se alcanza por azar, sino gracias a una serie de acciones y actividades dirigidas hacia esa meta. He ahí la justificación del fin en sí mismo; el para qué educamos, a dónde nos dirigimos. Pero el ser humano es una unidad y todo él debe desarrollarse de forma armónica y plena. Deber darse un desarrollo integral ya que unas capacidades están supeditadas a las otras. Pero todas ellas están determinadas por lo más específico del ser humano; su inteligencia y su voluntad. El siguiente punto es definir el cómo; encontrar los medios y métodos más efectivos para conseguir ese perfeccionamiento. Es ahí donde entra en juego la definición de educación. Toda educación es comunicación, relación entre personas; y la mejor forma de influir en los demás no es mediante el adiestramiento y fuerza, sino por lo que uno dice, expone, comunica; y tal vez de un modo más categórico, por lo que uno hace y es. Como David Sacristán expone “la educación, pues, además de suponer una dimensión comunicativa referida a la trasmisión de conocimientos, es también en su más profunda esencia una comunicación personal, en la que profesor y alumno ponen en común, no sólo lo que tienen, como saber asimilado, sino lo que son, tras su acontecer personal y existencial”.
A partir de estas ideas, en las comunidades de aprendizaje se potencian tertulias educativas dialógicas. Profesores y otros agentes educativos como organismo, familias y alumnos, bien en diversos grupos o conjuntamente, se reúnen periódicamente para expresar sus ideas sobre temas de actualidad, de cualquier índole, que hayan surgido como conflicto en la educación –entendiendo el conflicto como el fenómeno fundamental que fomenta el cambio positivo de las estructuras educativas, el diálogo entre las personas y la democratización de las organizaciones escolares- pero que han sido previamente analizados y estudiados individualmente, por todos los participantes, sin que nadie hable “de oídas”.